Thursday, May 7, 2009

Libertad o muerte económica

El 6 de mayo del 2009 un grupo de puertorriqueños interrumpieron los trabajos del congreso de los Estados Unidos en momentos donde casualmente se discutían temas relacionados a la crisis económica de ese país. Este grupo de puertorriqueños utilizaron un acto de desobediencia civil para llevar más allá de las fronteras de nuestra isla el mensaje de mayor importancia para nuestro futuro y el que nuestros “lideres” ignoran cada día más. No conozco y creo que nunca conoceré todas las razones por las que este grupo de personas realizaron esta manifestación pero la importancia de este evento va mucho más allá de lo que la mayoría de los puertorriqueños imaginan. El futuro de nuestro país no solo depende de la definición de nuestro estatus sino que nuestro futuro depende de que podamos reclamar nuestra soberanía. Esta manifestación y la necesidad de nuestro país de reclamar nuestra soberanía no debe ser un tema ajeno al liderato de los Estados Unidos porque después de todo hace menos de 300 años los norteamericanos pasaron por un proceso sangriento para reclamar la suya.

¿Porque planteo la idea de “Libertad o muerte económica”? Para llegar a esa realidad hay que revisar un poco de historia. El 5 de diciembre del año 1791, el primer secretario del tesoro de los Estados Unidos, Alexander Hamilton le presentó al congreso sus recomendaciones de cómo desarrollar la economía de la recién creada República de los Estados Unidos de América. En su informe Hamilton rompió con lo establecido en ese momento por el padre de la teoría política económica Adam Smith quien en su clásico “La riqueza de las naciones” establece su famoso tratado donde fomenta el libre comercio y la estabilización de los mercados a través de las acciones de la famosa “mano invisible”. La “mano invisible” es una representación de la idea de que en los mercados libres, el interés de los participantes de la economía de buscar su bienestar individual tiene como consecuencia a largo plazo el desarrollo de mercados económicos estables. No se debe ignorar el hecho de que Smith era un economista británico y en ese momento el Reino Unido había alcanzado una sólida economía luego de varios siglos de rigurosas regulaciones sobre su economía. Con la idea de expandir la economía británica, Smith en su teoría, rechaza la intervención del gobierno en la regulación o cualquier tipo de control en los mercados económicos. Contrario a las ideas de Smith, en su presentación ante el congreso, Hamilton propone la regulación de los mercados económicos para poder sentar las bases del desarrollo económico y sobre todo del sector industrial del país. Hamilton propuso regulaciones principalmente en tres áreas: impuestos en las importaciones para proteger y promover el desarrollo de la industria local, impuestos en la exportación de materia prima o hasta la prohibición en algunos casos de materia prima y grandes subsidios a las industrias locales sobre todo aquellas que estaban en su etapa de desarrollo de un mercado. De esta manera Hamilton entendía que se podrían aumentar los ingresos del gobierno para poder establecer los subsidios y a su vez se promovía el crecimiento de la industria local. Las ideas de Hamilton fueron implementadas casi en su mayoría por el congreso de los Estados Unidos. En este momento, más de 200 años después de la propuesta de Hamilton y aun cuando la economía de los Estados Unidos a pasado por muchos ajustes, se puede ver como esa propuesta (junto con el respaldo al proteccionismo por muchos lideres incluyendo a su mayor defensor Abraham Lincoln) creo la base para el desarrollo de una de las economías de mayor importancia de nuestra época.

Reconociendo que las condiciones económicas que rigen el planeta tienen muy poco en común con las condiciones en las que Hamilton presento sus recomendaciones, los principios para el desarrollo económico de cualquier país siguen básicamente las mismas ideas que propuso Hamilton. Ningún país ha logrado desarrollar su base industrial respaldando el libre comercio. En la segunda mitad del siglo XX, Puerto Rico experimentó un significativo desarrollo industrial y de infraestructura impulsado por los subsidios e incentivos que se obtuvieron de los Estados Unidos. Desafortunadamente, de la misma manera que el Reino Unido impuso restricciones económicas significativas a sus colonias una vez las colonias comenzaron su crecimiento, medidas que fomentaron la Revolución Americana, para finales del siglo XX los subsidios e incentivos que obtenía Puerto Rico se fueron eliminando proceso que continua hasta el día de hoy.

Por otra parte, las condiciones sociales y económicas de nuestro país cada día se mueven en una dirección bajo la cual el desarrollo industrial y económico es cada vez más difícil. Dentro de esas condiciones las más relevantes son: un aumento poblacional continuo aun considerando la emigración, una reducción de nuestro GDP y un aumento en el desempleo principalmente debido a la eliminación de los incentivos industriales, un aumento significativo en las importaciones y una reducción significativa en nuestras exportaciones y finalmente un elemento que no se le da la importancia que requiere, un aumento en la exportación de materia prima en la forma de capital intelectual. El gobierno trata inútilmente de balancear este vacío económico creando una infraestructura gubernamental mucho más grande de lo que nuestro país necesita. Por esa razón, cada año aumentara la necesidad de utilizar la deuda como herramienta para cuadrar las finanzas del país. No es difícil aceptar que este es un modelo que no se puede sostener a largo plazo. Nuestra relación político-económica con los Estados Unidos limita nuestras posibilidades de crecimiento económico mucho más que el famoso embargo a Cuba. La única y necesito reforzarlo, la única manera en la cual nuestro país puede crear una economía real y sostenible seria teniendo la capacidad de crear nuestra propia política económica. Como resultado del desarrollo industrial que experimentó Puerto Rico cincuenta años atrás el país heredo una infraestructura de sistemas de energía, agua y transportación óptimos para rehabilitar nuestra base industrial, ahora solo necesitamos la capacidad de crear una estrategia siguiendo la línea de Alexander Hamilton para convertir a nuestro país en un participante de la economía global.

Muy pocas personas entienden que ser pro-Puerto Rico no equivale a ser “anti-americano”, por esa razón tenemos que continuar exigiendo nuestro derecho a tener y tomar decisiones, sobre todo la capacidad de tener nuestro propio país. Mucho mas que rechazar las ideas y desligarnos de todo lo que sea “americano”, debemos emular las acciones y las ideas de revolucionarios como Washington, quienes luego de ir en contra de lo establecido y hacer todo lo que estaba a su alcance para eliminar su condición colonial, lograron crear el país que deseaban tener. Respaldemos a todos aquellos que reconocen y promueven nuestra necesidad de soberanía y la proxima ocasión en vez de tener 6 personas en el congreso tengamos 600 que lleven el mensaje a todos los rincones del planeta que Puerto Rico grita “libertad o muerte económica”.

1 comment:

  1. Totalmente de acuerdo contigo, excepto cuando dices que los Estados Unidos no son una colonia británica. Chequéate este documento: http://www.civil-liberties.com/books/

    Por cierto, de este tema hablé yo en mi blog ayer(loquemedicenlasvoces.blogspot.com), aunque no le dei el mismo enfoque.

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