Friday, May 8, 2009

Como cambiar el futuro de nuestro país

Puerto Rico pasa por uno de sus momentos más difíciles de las últimas décadas. Entre las reacciones de los ciudadanos del país una de las mas comunes es la de encontrar razones que les ayuden a entender mejor donde se originan nuestros problemas y sobre todo quienes son los culpables. En este momento a nadie le cae de manera más fuerte la responsabilidad de la crisis por la que pasa nuestro país que al gobernador Fortuño pero, ¿es el gobernador responsable de todos los problemas?

En el proceso de búsqueda de culpables por las condiciones de nuestro país, entiendo que estamos ignorando uno de los principales culpables de todo esto, los puertorriqueños. En nuestro país Luis Fortuño solo representa la cara del candidato que seguiremos teniendo en nuestras papeletas si no exigimos más de nuestros futuros líderes políticos. Hace un par de años en una reunión de candidatos a diferentes puestos electivos en la cede del PPD, uno de los funcionarios del PPD hablo del “síndrome de la cara de político”. Este síndrome se manifiesta cuando una persona se levanta en la mañana de un bonito día y cuando se mira en el espejo, en vez de ver la misma cara que ve todos los días, ve la cara de un político y utiliza esa revelación como la razón principal para iniciar una candidatura.

En la mayoría de los casos sostengo la idea de que solamente hay dos razones para explicar porque una persona no hace algo; porque no quiere o porque no puede. En el caso de Fortuño creo que hay un poco de las dos razones pero me inclino más a pensar que es porque no puede. A diferencia de la pasada administración, administración bajo la cual considerando las condiciones políticas del país y el famoso gobierno compartido no podemos evaluar objetivamente el potencial del gobernador, el gobernador actual no tiene ningún obstáculo inmediato que le impida desarrollar sus “ideas” (si es que las tiene). Por lo tanto la falta de acción e iniciativa del gobernador se debe a que simplemente no sabe hacer el trabajo. El resultado de esto será un aumento en la criminalidad, mayor desempleo, degradación en la calidad de la educación y muchos otros males.

El discutir este tipo de temas en este momento tiene una importancia significativa ya que pronto estaremos nuevamente iniciando un ciclo de campañas políticas y de seguro ya debe haber vientos de candidaturas soplando en diferentes lugares. Los candidatos electos tradicionalmente no cambian una vez juramentan en su posición. Por esa razón en este momento por mas ruido, protestas o manifestaciones que hagamos, el gobernador seguirá siendo quien es y solo un golpe de estado (una alternativa que quizás ningún puertorriqueño consideraría ni remotamente) lo sacaría de la fortaleza (considerando que bajo el arreglo político del país un golpe de estado tendría mas posibilidad de éxito que un residenciamiento). Si verdaderamente deseamos un cambio de visión para nuestro país, necesitamos escoger mejores candidatos y este es el momento para eso.

En la actualidad, las campañas políticas se dedican meramente al mercadeo intensivo de un nombre acompañado por una cara. La idea de enfatizar las ideas de un candidato y sobre todo sus atributos, son estrategias que no atraen votos. Para los ciudadanos, los partidos y los candidatos, los intereses electorales sobrepasan por mucho los intereses del pueblo. Las campañas políticas de las pasadas elecciones comprueban este hecho ya que las propuestas del gobernador Fortuño, sobre todo la de la reducción de la nomina del gobierno, fueron presentadas y discutidas en los medios del país pero en ese momento lo importante era la campaña no el futuro del país.

Esta comprobado que no importa lo que hagamos, un árbol de china jamás producirá un mango. En el caso del gobernador Fortuño, si nosotros como pueblo hubiésemos hecho un análisis objetivo de su carrera y de su plataforma de gobierno, no creo que el actual gobernador hubiese sido ni considerado para una candidatura (despues de todo como comisionado residente su único logro fue calentar una silla en el congreso cuando iba). La responsabilidad de gobernar un país requiere de una preparación, una serie de experiencias y un carácter que jamás a caracterizado al actual gobernador pero después de todo fue el pueblo quien le dio la responsabilidad de gobernar nuestro país. Por esa razón estoy convencido de que si queremos cambiar nuestro país, tenemos que comenzar por cambiarnos a nosotros mismos.

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