Friday, July 20, 2012

No más riesgos

En el diario vivir se escucha mucho hablar de la palabra riesgo pero para poder comunicarnos efectivamente antes de hablar de riesgos deberíamos acordar un concepto común de lo que significa riesgo. Verdaderamente no es necesario desarrollar un concepto nuevo pues en este caso lo que quiero hacer es tomar uno prestado. Existe toda un área dentro del campo de gerencia de proyectos que se dedica al manejo y control de riesgos. Casi diariamente manejo riesgos y es por eso que puedo transferir el concepto al análisis sobre los problemas de nuestro país.

Quiero comenzar diciendo algo de manera bastante directa, es imposible privatizar los monopolios naturales de un país. Ahora vamos por partes. En el manejo de riesgos se analiza la probabilidad que ocurra un evento y las consecuencias derivadas de que ocurra el evento. Por ejemplo, consideremos el riesgo que se estrelle un avión. Basados en los datos históricos y considerando que en todo momento hay miles de aviones en el aire, la probabilidad de que se estrelle un avión es muy pequeña. Por otro lado, las consecuencias de ese tipo de accidente son generalmente fatales. Existe una alta probabilidad dependiendo cuando ocurra el accidente con respecto al ciclo del vuelo, de que no sobreviva nadie y peor aún, de que afecte a personas que están con sus pies en la tierra. Desde el punto de vista de un pasajero, existen cuatro opciones para manejar el riesgo de un accidente aéreo;

- evitar el riesgo: no volar
- reducir el riesgo: volar con una línea aérea que tenga un buen historial de seguridad
- compartir el riesgo: pedirle a otra persona que viaje
- aceptar: entender el riesgo y aceptarlo

Esas cuatro opciones de manejo de riesgo aplican a cualquier situación. Generalmente la consecuencia de un riesgo al igual que la probabilidad que ocurra el evento se miden en una escala numérica. Aquellos riesgos que tienen alta probabilidad y consecuencias nefastas se deben manejar usando las cuatro opciones antes mencionadas. Un riesgo que se materializa, que simplemente ocurre, deja de ser un riesgo y se convierte en un incidente o un problema. Si el avión se estrella ya no hay análisis de riesgo, de ahí en adelante seria manejo de crisis.

Ahora analicemos las responsabilidades del gobierno desde una perspectiva de manejo de riesgos. Nosotros colectivamente acordamos una estructura social que incluye la elección de un grupo de personas que representan nuestros intereses comunes. La responsabilidad principal de las personas que elegimos para que representen nuestros intereses ante el colectivo social tienen la función de maximizar el bien común; seguridad, educación, estabilidad económica y definir nuestra relación con otros colectivos sociales. Para mantener el funcionamiento de esa estructura representativa (gobierno) todos los ciudadanos hacen aportaciones económicas a través de diferentes mecanismos (patentes, impuestos sobre ingreso, impuestos sobre compra, etc.). Además del componente gubernamental, nuestro colectivo social tiene el componente empresarial. Su función es el manejo de nuestras fuentes de producción. Usando la definición de Adam Smith, el sistema económico capitalista permite el que interés individual del capitalista acepte el riesgo de invertir su capital en el aumento del valor de un producto o un servicio para obtener una ganancia. Usando las ideas sobre el riesgo, un inversionista acepta el riesgo de invertir en una fábrica de corbatas y si la fábrica no produce ganancia entonces pierde su inversión pero por otro lado, si genera ganancia, esa ganancia le pertenece. Nada ilegal o negativo en esto. El mismo Smith dijo “No es la benevolencia del carnicero o del panadero la que los lleva a procurarnos nuestra comida, sino el cuidado que prestan a sus intereses"

Regresando al planteamiento original quizás debo mencionar lo que constituye un monopolio natural. Voy a usar a Wikipedia para simplificar la cosa;
Un monopolio natural es un caso particular de los monopolios en el cual una empresa puede producir toda la producción del mercado con un costo menor que si hubiese varias empresas compitiendo. Esto usualmente ocurre en mercados en los cuales se tiene que realizar una altísima inversión inicial para ingresar junto a elevados costos de mantenimiento de la estructura productiva para atender un mercado que, adicionalmente, es limitado.

Por ejemplo, el sistema de producción y distribución de energía eléctrica de un país debe ser un monopolio natural. Es imposible que varias empresas desarrollen redes de distribución que puedan competir unas con otras. De ser así, frente a su casa pasarían cinco cables de alta tensión cumpliendo exactamente la misma función lo que resultaría redundante, un desperdicio de recursos y nadie tendría una ganancia. Por otro lado, si se permite que una empresa privada sea la única entidad encargada de producir y distribuir energía entonces podrían cobrar lo que quisiera porque no habría competencia y seria como comprar popcorn en el cine, o los pagas a un precio ridículo o no te lo comes.

Ese análisis se queda cojo si no consideramos el riesgo y es lo que sustenta mi aseveración de que es imposible privatizar los monopolios naturales de un país y no quiero que piensen que no es porque no se pueda, muchos países lo hacen y Puerto Rico está en un “fast track” para privatizar todo lo que sea posible pero si la función del gobierno es garantizar la estabilidad y seguridad social, entonces es imposible porque no estarían representando nuestros intereses. El riesgo que implica la privatización de los monopolios naturales sobrepasa los límites del control que pueda tener una empresa privada. Durante los procesos de privatización, la empresa privada, cumpliendo su función de maximizar su inversión, mantiene el potencial de generar una ganancia mientras el pueblo, tú y yo, subsidiamos el riesgo a través de nuestra aportación al gobierno.

La historia está llena de buenos ejemplos y el más reciente y más notable fue el caso de Fukushima. Aun cuando TEPCO, la empresa encargada del reactor nuclear, tiene un valor estimado de veinte billones de dólares, el costo estimado del daño ocasionado por el desastre es de $257 billones de dólares. Si el gobierno verdaderamente tiene la función de proteger nuestros intereses, es imposible que le permita a una empresa que acepte un riesgo que es más de diez veces mayor que el valor total de la empresa. Si TEPCO vende usa todo su dinero para pagar por el desastre, el gobierno de Japón aun necesita aportar $237 billones. Recuerden que es la función del gobierno y no de la empresa privada el velar por nuestros intereses. La empresa existe solo para maximizar sus ganancias y el producto o servicio es solo un medio.

El valor de los riesgos que acepta el gobierno y que nosotros subsidiamos es muy difícil de calcular en la mayoría de los casos y las empresas solo pueden cubrir hasta donde les lleguen sus recursos. El proceso de privatización de nuestro país nos expone a una serie de riesgos que me atrevo decir que nadie tiene idea de su magnitud y todo esto se acepta en medio de una crisis económica que limita las opciones para reaccionar a una crisis producida por el fallo de una de estas privatizaciones. En uno de los peores momentos de nuestro país las carreteras, las escuelas, la salud, el aeropuerto, las comunicaciones y si el proceso sigue, pronto los servicios de agua y energía eléctrica estarán en manos privadas. Tenemos poco tiempo y pocos recursos para detener la maquinaria que nos coloca en esta situación. Tenemos que minimizar el riesgo de mantener en su posición a “los representantes” que actúan en contra de nuestros intereses.

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