Wednesday, August 27, 2014

Ninguno quiere atender el status

Nuestro país atraviesa por uno de sus mayores retos administrativos, económicos y sociales de su historia y considero que la definición de nuestro status político es uno de los recursos principales para atender este reto, es por eso que considero que la discusión actual sobre el status no intenta resolver nada.

Cuando observamos detenidamente la dinámica de la discusión del status es muy fácil reconocer lo estéril del debate. El conflicto principal en toda discusión del status de Puerto Rico es la tendencia de la gran mayoría de los participantes de confundir los mecanismos con la finalidad. El momento que alguien menciona “estadidad”, “ELA” o “independencia” es suficiente para confirmar su falta de interés. Hago esta afirmación con mucha certeza porque un proceso o una discusión que verdaderamente quiera obtener resultados, no puede comenzar por la mitad del camino y eso es precisamente lo que sucede. De la misma manera que la construcción de una casa no puede comenzar por construir el techo, la discusión del status no puede comenzar por definir las opciones de status. Eso no tiene ningún sentido.

Todo proceso o proyecto comienza por identificar una necesidad. En el caso de Puerto Rico la necesidad no es definir el status y eso debería ser un acuerdo fundamental entre todas las partes. Nuestro país tiene muchas necesidades que se pueden agrupar en áreas comunes. Se necesita aumentar el producto nacional lo cual tendría repercusiones directas en múltiples áreas tales como los recaudos del gobierno, el desempleo y la deuda nacional, teniendo repercusiones indirectas en áreas como el desarrollo y mantenimiento de la infraestructura de país, la economía subterránea que su vez impacta la criminalidad, el desarrollo empresarial y muchas otras áreas. También se necesita aumentar el capital disponible para el desarrollo empresarial, se necesita la integración a los mercados globales, se necesita poder tener el control sobre la política fiscal y preferible monetaria y la lista de necesidades se puede desarrollar mucho más.

Una vez se logre obtener un acuerdo mayoritario sobre las necesidades del país que sea más detallado que tan solo decir “esto tiene que mejorar”, entonces es necesario definir los requisitos de las opciones que atiendan directamente esas necesidades. En esta etapa es donde ocurre el verdadero debate serio y productivo. Por ejemplo, un requisito puede ser un acuerdo entre todas las partes de que el país tendrá un crecimiento económico sustentable de X% y Y% después del quinto año. Otros requisitos pueden incluir un aumento de XX% en las exportaciones, un crecimiento del capital nacional de YY% en los primeros 10 años, un nivel permanente de desempleo no mayor de X% y una tasa de participación de Y%. Los países planifican este tipo de iniciativas, estas condiciones no se crean de manera espontanea como parecería que muchas personas esperan que ocurra. Es en esta etapa donde se necesita la participación activa de todos los puertorriqueños porque este el verdadero proceso que definiría el futuro de nuestro país y esta no sería una discusión de colores.
Cuando logremos un acuerdo mayoritario sobre cómo será nuestro país entonces se comienzan a definir opciones de desarrollo que nos muevan a alcanzar las metas definidas. Por ejemplo, podríamos acordaron una estrategia que nos lleve a un portfolio económico donde la economía nacional esté basada en el capital intelectual, la manufactura, la informática y un componente de turismo. Existen muchísimas posibles opciones pero lo importante es lograr un acuerdo dentro de nuestras posibilidades sobre la dirección que queremos seguir, un acuerdo que no dependa de los ciclos políticos ni de los políticos que estén de moda.  

Al tener una definición clara y detallada sobre nuestras necesidades, nuestros requisitos y un concepto de nuestras opciones, entonces puede comenzar un dialogo sobre que configuración de status político (los mecanismos) y relación con los Estados Unidos nos puede llevar a lograr esas metas. Este proceso de análisis incluso podría identificar alternativas que no dependan directamente de la definición del status y que por tanto se puedan trabajar de manera inmediata. Un análisis de alternativas basado en necesidades y requisitos acordados mayoritariamente minimizaría las dinámicas inertes y vacías sobre el status político de la isla y enfocaría los esfuerzos en procesos que verdaderamente nos lleve a soluciones reales. Idealmente el resultado podría ser uno de consenso y se podría convertir más en un plan de transición hacia un nuevo status que en un plan de definición de status. El resultado incluso podría ser una combinación de condiciones que sea diferente a las opciones que tradicionalmente gravitan en las orbitas de los partidos políticos.  


Hoy día ninguna de las conversaciones de status se encamina en esta dirección. Por un lado tenemos a los estadistas con sus sueños de integración los cuales nunca han tenido ni siquiera la atención de la nación a la que se quieren integrar mientras que los grupos estadolibristas viven un serio conflicto existencial donde los autonomistas buscan básicamente una estadidad jibara y los soberanistas no desean tener un país soberano, todo esto en un debate donde lo único que tienen en común es la defensa de la sagrada ciudadanía. Por otro lado quedan los independentistas que simplemente representan todo lo que sea anti-“americanos”. Mientras toleremos, promovamos y aceptemos estas discusiones puramente deportivas entre los equipos rojos, azules y verdes nunca lograremos movernos en ninguna dirección y seguiremos viendo un país lleno de posibilidades que naufraga en el Caribe.