Monday, September 10, 2012

Rayando el sol

Hace días que no escribo y finalmente encontré un buen tema y muy diferente a lo que generalmente trato en este espacio. No se relaciona con política ni con criminalidad aunque estoy totalmente convencido de que es un tema que se debería discutir activamente en los medios y sobre todo por los líderes mundiales.

Vamos a viajar al pasado por un momento. La noche del 3 de septiembre de 1859 no fue una noche común. Creo que muy pocas de las personas que leen este espacio estaban vivas en aquel momento. Las personas que estaban fuera de su casa esa noche en el hemisferio occidental presenciaron un espectáculo que generalmente lo disfrutan los osos polares. Esto fue así porque esa noche hubo auroras boreales que se pudieron ver en todo el hemisferio norte y hasta en Puerto Rico. Las famosas luces del norte aumentaron su presencia esa noche por un evento que hoy se conoce como el Evento Carrington. Desde la noche del 28 de agosto del 1859, Richard Carrington, comenzó a observar erupciones solares gigantescas. El primero de septiembre hubo una erupción que alcanzó nuestro planeta en tan solo 17 horas cuando regularmente le toma a esas partículas solares cuatro días en viajar esa misma distancia. Finalmente entre el 1 y 2 de septiembre se reportó la tormenta solar más grande en la historia moderna.

Como resultado de la tormenta, los sistemas de telégrafo en los Estados Unidos y Europa dejaron de funcionar y en ocasiones, los papeles de los telégrafos hasta se quemaban. El daño de la tormenta solar fue mínimo en ese momento porque los países no dependían de la tecnología de la manera como todos dependemos hoy. Las tormentas solares de esa magnitud pueden producir pulsos electromagnéticos de gran intensidad los cuales llegarían a nuestro planeta en tan solo minutos. Un pulso electromagnético es a nuestros sistemas electrónicos (excepto aquellos reforzados con protección adicional) lo que la kriptonita es a Superman. Se estima que una tormenta solar de la magnitud de la tormenta del 1859 causaría trillones de dólares en pérdidas y dejaría el planeta en un caos total.

Se preguntaran porque este es un tema importante para discutir en este momento. Sin intención de asustar a nadie, este es un tema importantísimo en este momento. A través de los años, los científicos que observan el Sol han identificado ciclos. La tormenta solar del 1859 ocurrió en el pico del ciclo 10 y actualmente estamos en el pico del ciclo 24. Existen múltiples predicciones científicas de una tormenta solar de alta magnitud en algún momento entre el 2012 y el 2013. Para aquellos que estaban mirando al cielo hace una semana en el oeste de los Estados Unidos quizás pudieron ver las luces del norte en la noche de Septiembre 3 como resultado de una erupción solar que no fue en dirección de nuestra bola azul pero que sí interfirió con nuestro campo magnético.

¿Qué podemos hacer ante un evento como la erupción del 1859? Muy poco, nada en este momento. Si globalmente nos interesara protegernos de una amenaza mundial real (no estoy hablando de las armas de destrucción masiva de Iraq, ni de los matrimonios del mismo sexo) los gobiernos invertirían recursos en reforzar y proteger nuestros sistemas de distribución de electricidad, nuestros sistemas de comunicación y nuestra tecnología con los mismos sistemas que se usan para proteger los vehículos militares. Al igual que con todos mis escritos, los invito a que motivemos a nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestros líderes y a todo el que encontremos de frente a cambiar el tema y hablar de cosas que verdaderamente tengan importancia.

Aclaración: Este posible evento no tiene nada que ver con cataclismos, castigos de dios, final del mundo, predicciones del 2012 ni nada por el estilo. Es muy poco lo que conocemos del universo como para convertir la ciencia ficción que tanto nos entretiene en nuestra ciencia. Las tormentas solares son fenómenos que sucedieron, suceden y sucederán. Si colectivamente nos preocupa proteger más la fila en el aeropuerto que la tecnología que hace podamos volar en aviones entonces los resultados nefastos de una tormenta solar se debe única y exclusivamente al resultado de nuestras decisiones y de nuestras prioridades. Un evento como este puede ser devastador pero solo somos otra especie en el planeta y si somos vulnerables a nuestras propias creaciones entonces debemos crear cosas nuevas.